Quién va por las yucas?

Quién va por las yucas?

Autor: Alejandro López

Lugar de Nacimiento: Santa Clara, Cuba

Tiempo fuera de Cuba: 8 años

Residente: Miami

Luego de la charla, de la arenga, de la andanada retórica asegurando el compromiso entre la «gente de puntería» tocaba salir al barrio a recolectar todo lo recolectable, todo lo «echable» y digerible, humanamente cocinable para la caldosa conmemorativa de la fiesta cederista.

Uff, que retahíla de palabras, cuántos enredos semánticos y comillas innecesarias. Mejor traduzcamos las palabras de la jefa de vigilancia a estructuras cotidianas: «Arriba caballero, Pedrito va por las yucas y tú, Yamisis, ve a ver si le quitas unos cuantos ajíes cachuchas a la viejita María. Tiene una matica repleta a la orilla de la cerca y si se niega le dices que Josefa te dijo que ella tenía. El caldero??!! No comiencen con lo mismo del año pasado: olvídense del caldero. Rolando ya lo va a prestar. Sí, sabemos que es peleón y ahí es donde cocina la comida para sus puerquitos, pero na’, lo «salvamos» con la caldosa sobrante.»

Y a la calle todos, por yucas, boniatos, calabazas, un ají por aquí, media cebolla por allá, una cabecita de puerco, unas costillitas de red, unos cuadritos de pollo mandados del Norte (shuu, ni lo mencionen, esta es una celebración revolucionaria).

La actividad comenzará como de costumbre, bajo el eterno comentario y las inevitables comparaciones de que en años pasados todo estuvo mejor. Y escucharemos, por enésima vez, al viejito José, combatiente de Girón, contándonos que a principios de la Revolución daban un puerco entero, media vaca y un hasta un quintal de maíz para el 28. «Esas si eran fiestas!!» se jactaba con aquella bocota noble y desdentada. «Ustedes, muchachos nuevos no saben nada de nada…»

Y quizás por no saber nada, por considerar los de José cuentos de caminos, historias desgastadas, imposibles e irrepetibles en nuestro tiempo y espacio, algunos hicimos las maletas. Y nos fuimos, quizás también, seducidos por historias de historias. O hartos de escuchar, nosotros muchachos nuevos, que donde hubo no hay y jamás habrá, y si luego hubiera ya no será lo mismo. Así de simple, y por simples, nos fuimos. Y olvidamos la sencillez, el espíritu verdadero de muchas de nuestras fiestas que no radica, precisamente, en el puerco entero, en la media vaca, en el quintal de maíz, en la abundancia o la penuria. No sé tú, pero yo este 28 celebraré con mi caldosita -no precisamente cederista- me lincharían en la primera esquina de Hialeah!! Mejor celebrar por los amigos, por la historia, por los tiempos pasados y por los que vendrán. Quién va por las yucas?

Imágenes tomadas: http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2014-09-28/en-imagenes-la-fiesta-de-la-familia-cederista/

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