Para los viajeros del mundo, llegar hasta las Torres del Paine, ubicadas al sur del continente americano, es una de las cosas que no debes dejar de hacer en la vida.
La Reserva Nacional Torres del Paine en la patagonia chilena es un destino que visitan cada año, más de 252 mil personas de todas las partes del mundo. Desde mi llegada a Chile en el año 2016, todos me recomendaban visitar ese lugar.
En realidad era un sueño por cumplir y una promesa a mi abuelo, siempre le decía que llegaría al extremo sur del continente americano. Aunque realmente no se desde cuándo creció en mí el alma de viajero, pero descubrí que eso era lo mío, viajar, viajar y viajar.
La mejor sensación que siente mi alma es la de sentirse extraño y perdido en un lugar nuevo, en una nueva ciudad, en un bosque o una montaña por descubrir.
El viaje surgió de casualidad, tras una oferta de vuelo inaugural desde la Ciudad de Concepción a Punta Arenas (ciudad del extremo sur de Chile).
La idea se concretó junto a otros amigos viajeros.
Eran sólo 4 días para recorrer la Patagonia Chilena. Nunca ese tiempo es suficiente para descubrir lugares nuevos, toda una nueva aventura se venía, un desafío mundial, porque se decía que era muy agotador y yo no estaba preparado para ello.
En Cuba las montañas no son tan grandes e imponentes como la cordillera de los andes y siempre me quedé con ganas de escalar el Pico Turquino, elevación más alta de Cuba, con una altura de 1974 msnm. En este caso, la altura para escalar hacia las Torres es de 2884 msnm.
Un mes antes del viaje comenzamos a buscar hostales baratos para hospedarnos, lugares para visitar en 4 días e itinerarios que podríamos hacer, encontramos el Hostal Estrellita Sur ubicado en la ciudad de Puerto Natales, a la que le llaman, las puertas a la Reserva Nacional Torres del Paine.
En realidad es una ciudad muy acogedora, no hay delincuencia, todos viven como familia, se ayudan entre ellos, y una de las mejores cosas de toda esa rutina, era el horario de acuerdo a la posición de la tierra. El atardecer era aproximadamente a la 1am, mientras que ya a las 4am estaba aclarando.
Era fascinante estar casi todo el día en la calle, aunque el cansancio y el agotamiento llegaran, el sol no se iba.
El día del ascenso, salimos bien temprano hacia el rodoviario de la ciudad, el primer bus tiene salida a las 7am, por un valor de 7 mil pesos (10 USD), se pude comprar el pasaje por internet. La agencia se llama: Bus Sur. Y la ruta es: Puerto Natales-Laguna Amarga, luego de 2 horas aproximadamente llegas a la entrada de la reserva.
Si eres residente o ciudadano chileno, tiene un costo de 6 mil pesos, 8 USD aprox., mientras que los extranjeros, con el pasaporte, pagan 21 mil pesos, 28 USD aprox.
Desde Laguna Amarga, salen buses que en 15 minutos te llevan a lo que sería el hotel El Refugio, un lugar donde puedes llegar y hospedarte, pero suele ser muy costoso, al menos para las personas que viajan en modo económico, como fue nuestro caso.
A partir de ahí comienza la travesía, con un tiempo de subida aprox. de 5 horas, si el clima está bueno, si tienes buena resistencia y si estás acondicionado con unos buenos zapatos, y agua suficiente para los primeros tramos.
El camino es variable, no es todo plano. La travesía es muy larga, sobre todo si no estás adaptado a este tipo de ejercicios físicos. Se sufre, se suda, se ríe y lo disfrutas.
Se recomienda la subida con una mochila pequeña, donde no debe faltar, frutos secos, bloqueador solar, ropa corta vientos, una capa ligera por si
llueve, ropa de recambio que te mojes, un gorra o sombrero, lentes de sol, ropa de tecnología dry fit, esta tecnología permite transpirar, o sudar, y se seca muy rápido, así evitamos el resfriado, y no puede faltar botellas con agua (al menos 2) y al menos 1 de Gatodare o Powerade, esta bebida energizante que utilizan en los eventos mundiales de deporte.
Durante todo el recorrido encontrarás a muchas personas, tanto de subida como de bajada.
Por el camino puedes ir reabasteciéndote con agua de manantiales, de manera natural, aunque llega el momento que es sólo rocas y ascensos empinados. Estaría mintiendo si digo que fue una fiesta el ascenso, porque para mí fue «una linda tortura», pero lo volvería a repetir. El premio final
lo amerita.
Vale la pena todo paisaje, y cada gota de sudor.
Y sencillamente la vida es una locura, ¿por qué no vivirla haciendo lo que nos hace bien al alma? Un destino que sin dudar tienes que visitar si vienes o visitas la patagonia chilena.
Chile te espera, y las Torres del Paine también.