Recorriendo las calles de Pompeya

Recorriendo las calles de Pompeya

La primera vez que escuché sobre esta ciudad, tenía unos 14 años; recién se instalaba el Canal Educativo en Cuba y en las noches cuando no habían teleclases, pasaban documentales para darle uso a este joven canal.

En aquel entonces, ni siquiera sabía donde estaba ubicada Pompeya, ni si era cierto toda aquella historia que me contaban.

Recuerdo que era entrada la madrugada cuando acabó el documental, en casa todos dormían y aún así en la oscuridad de la noche agarré un cuaderno y un lápiz; me apunté en la parte trasera aquel nombre y al día siguiente me fui a la biblioteca a leer un poco más sobre todo aquello.

Me inventé unos personajes (para aquel entonces soñaba con ser escritor) e  intenté reproducir una historia, un cuento; pero no tuve mucho éxito.

Hoy me he asomado a la terraza, miré hacia el monte del Vesubio, me hice unos selfies y una hora más tarde estábamos ya de camino a Pompeya.

Al pisar el Parco Archeologico di Pompei me vinieron a la mente el documental, el cuaderno, la biblioteca, aquella historia fallida y pensé que podía hacer una buena entrada para Viajando sin ropa de invierno pero siéndoles sincero, tengo una mezcla de sentimientos que no se ni por donde empezar, y les cuento:

Por una parte está la magnífica arquitectura maltratada por el Vesubio y el pasar del tiempo: los templos de Dorico, Isis, Giove,  y Esculapio, el Templo de la Fortuna, el Foro, las Termas el Teatro Grande y el chico, el Anfiteatro, la Palestra.  Las plazas, los arcos, sus grandes columnas, los negocios  y los restos de las esculturas que aún se conservan.

Luego recorres sus calles, entre los muchos de turistas que allí se encuentran, pasas a las casas, observas los restos de los murales, vasijas y decoraciones de la época; a la vez que escuchas la audioguía de lo allí vivido y te hace pensar en lo inevitable, en los desastres naturales, y en lo bonito que es conocer y ser parte de la historia.

Tristeza al ver los calcos, los cuerpos de aquellos que quedaron atrapados en la ciudad, de aquellos que no pudieron escapar a aquel desastre.  Pero a la vez una paz absoluta al ver ponerse el sol desde la plaza donde radicaba El Foro.

Sin lugar a dudas uno de los mejores sitios en los que he estado, un lugar con mucha historia y mucha personalidad, con un poco de todo. Uno de esos sitios que te marcan y dejan huella; de esos que no te cansas de hablar de ellos, de mirar las fotos, de revivir lo vivido.

Gracias Pompeya, gracias Nápoles, por regalarnos lugares como este.

Recorriendo las calles de Pompeya
Calco de un niño atrapado por el Vesubio
Recorriendo las calles de Pompeya
Vista del Teatro Grande
Recorriendo las calles de Pompeya
El atardecer desde la plaza El Foro

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