Lugares de inspiración I

Lugares de inspiración I

Regresar a Salamanca es regresar a la vida,  desandar los caminos de tantas emociones, de tantas personas que han ido moldeando mi propio camino, mi propia vida. Los que ya no están; los nuevos que se van incorporando para hacerse un hueco para siempre, los que un día fueron y hoy son como desconocidos, los que compartimos vivencias, alegrías y dolores hombro con hombro, los que se asoman cada día a una pequeña ventana de internet y me despiertan la sonrisa.

Regresar a Salamanca es revivir las salidas, los almuerzos, las charlas y la complicidad de la Familia Oviedo. Recorrer sus calles, sus bares, «la cuesta de los borrachos» – madre mía – que nostalgia al subirla sin ninguna de mi gente, sin nadie de esa Gran Familia que creamos, que llegó para quedarse y que perdura aún en la distancia.

Pero hay lugares en esa increíble ciudad que nunca visité, que sabía por referencia pero que nunca estuve en ellos; como el Huerto de Calixto y Melibea.

Un pequeño jardín de tradición musulmana construido sobre la antigua muralla de la ciudad; un lugar para hacer un alto en el camino.

Según cuenta la leyenda, era  el posible escenario de los encuentros amorosos de Calixto y Melibea, protagonistas de La Celestina, una de las obras más universales de la literatura española, escrita por el estudiante de la Universidad de Salamanca, Fernando de Rojas.

Un parque de pequeñas dimensiones desde el cual se divisa buena parte de la ciudad, la catedral y del río Tormes. Un sitio de difícil acceso, enclavado en la parte antigua de la ciudad; desconocido para muchos pero un lugar de inspiración para otros.

Gracias, Salamanca, por tus puertas siempre abiertas, por tus lugares excepcionales, por tus parques y por tu historia. Cómo no te voy a querer.

Lugares de inspiración I
Vista trasera de la Catedral de Salamanca desde el Huerto de Calixto y Melibea
Lugares de inspiración I
Diversos tipos de campanillas, rosas y margaritas: típicas del jardín
Lugares de inspiración I
Vista de la muralla que sostiene el jardín

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