Sabores que nunca se olvidan

Sabores que nunca se olvidan - Viajando sin ropa de invierno
Hay un dicho en la isla refiriéndose a la capital de todos los cubanos que dice así «La Habana es La Habana y lo demás es áreas verdes». Y si, es cierto que es una ciudad muy cosmopolita, con edificios muy antiguos que figuran dentro de las maravillas de mi Cuba bella; como son el Gran Teatro de La Habana, la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, la Universidad de La Habana y el Capitolio. Dichos edificios de conjunto a los almendrones son una de las mayores atracciones de la isla. Además de nuestras playas claro está.
Por eso es muy común que te encuentres a mucha gente tomándose fotos en  estos lugares, ya sean visitantes o los propios moradores de la isla. Pero por lo general son turistas en su gran mayoría.
De igual forma nos sucede a los cubanos cuando salimos. No más aterrizamos y ponemos pie en tierra, estamos inmortalizando el momento de nuestra llegada. Luego buscamos los lugares más emblemáticos e históricos (aunque no sepamos ni pronunciar el nombre); tenemos que hacernos la próxima foto ahí; con nuestra mejor pose, nuestra mejor sonrisa y nuestro mejor perfil. También está el hecho que queremos documentar cada cosa rara que se mueva cercano a nosotros, los colores de las flores, la vegetación y  hasta una puesta de sol. 
 
En cuanto llegué, un amigo me dijo, que había llegado en una época del año muy buena; pues iba a apreciar todas las estaciones también. Ya viví los últimos días del verano, ahora estoy en medio del otoño, y creánme que como están las cosas y con estas temperaturas; YA NO QUIERO VER EL INVIERNO.
Pero sin lugar a dudas, la mejor foto de todas y la que ningún cubano deja de hacerse es su primera vez en McDonalds; que conste que pasaron dos meses justamente, para poner un pie en ese horrible lugar, al que no pienso regresar por un buen tiempo. Visitar el lugar creado por los hermanos Dick y Mac McDonald implica muchas cosas; y más para aquellos que viven en una residencia de estudiantes. En primer lugar que las papas o patatas fritas, dejen de tener sentido para tí; una vez que te acabas la cajita de papas fritas, solo resta preguntarte ¿Y ahora qué?, y si tienes en cuenta que encima fuiste invitado y que no sabes cuando vuelvas a regresar, entonces te preguntas, ¿Qué he estado comiendo toda mi vida? ¿Lo puedo coger como patrón de referencia?; no sabría decirles a ciencia cierta lo bien que sienta en el paladar; muchos saben de que estoy hablando, otros se lo imaginan y para el resto no me queda más que decirle que no saben lo que se están perdiendo. 

Siempre escuché a mucha gente decir que la vida da muchas vueltas; no saben cuanta verdad encierra esa frase; pensar que hasta hace dos meses vivía a diario las infinitas colas para comprar papas en el punto de venta de la esquina. Hubo momentos en Cuba en los que era una dicha comerla, y alcanzar comprarlas saliendo ileso de la gestión, un milagro. Y si tienen duda de ello, pregúntenle a un cubano, y verán que no exagero. 

Por eso cada vez que pido mi segundo plato, ya sea en la comida o en la cena, pido patatas; esos veintiocho años de falta de carbohidratos deben suplirse de una forma u otra. Que no se comparan como las fritas de McDonalds, pero es la que tengo.


 Hasta ahora solo he dado mis impresiones de las fritas; sobre la hambruguesa y la Coca Cola, que les puedo decir. 

De lo primero, apenas me dí cuenta cuando la había terminado. Dicen mis compañeros que se dibujaba una cara de felicidad en el rostro, que debían reflejar, y así fue, me tomaron la foto.

En un trabajo de clases de la asignatura de Calidad y Auditoría, el cual tuvimos que exponer, un compañero lo hizo sobre el proceso de calidad de la carne de la cual se hacen las hamburguesas de McDonalds y según lo planteado; podría asegurarles que he comido una hamburguesa ciento por ciento de ganado vacuno.

Y después de beber de las deliciosas aguas del capitalismo salvaje (Coca Cola), como bien diría mi compañero Hugo, no me queda más que preguntarme ¿Dónde he estado toda mi vida?; la respuesta a esa interrogante es muy obvia; pero por el momento me guardo para mi, mis impresiones sobre ese día; sobre el día en que puse un pie en McDonalds; el lugar al que no pienso regresar; a no ser que me  vuelvan a invitar. 

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